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Dieta contra el H. pylori
El H Pylori es uno de los organismos más recientemente descubiertos; en lo que respecta a la literatura médica, acaba de cumplir 38 años. Y aunque puede (y de hecho lo hace) vivir tranquilamente en muchos, los problemas de H Pylori representan uno de los obstáculos ocultos más comunes que impiden a los individuos responder a los protocolos que deberían generar mejoras.
Aunque ya no se niega su papel en los trastornos gástricos, el H Pylori puede tener efectos sistémicos. Este centro en el camino puede arruinar el proceso digestivo (puede desencadenar tanto el SIBO como el aumento de la permeabilidad intestinal, que puede ser un gran problema ya que también es una especie productora de endotoxinas). Una cruel ironía aquí es que este efecto de distorsión GI es impulsado por la alcalinidad del amoníaco, sin embargo, este amoníaco también impulsa la ansiedad directamente (a través del receptor NMDA). Si a esto le añadimos la liberación de citoquinas que está vinculada a la activación del hipotálamo/tallo cerebral, tenemos un potente cóctel de efectos negativos sobre la salud y el bienestar. Por último, pero no por ello menos importante, las secuencias de aminoácidos que se encuentran en sus proteínas también plantean la posibilidad de mimetismo molecular y autoinmunidad tiroidea.
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DiagnósticoSe utilizan varias pruebas y procedimientos para determinar si se tiene una infección por H. pylori. Las pruebas son importantes para detectar el Helicobacter pylori (H. pylori). Es importante repetir las pruebas después del tratamiento para asegurarse de que el H. pylori ha desaparecido. Las pruebas pueden realizarse mediante una muestra de heces, a través de una prueba de aliento y mediante un examen de endoscopia superior.
Prueba de alientoDurante una prueba de aliento -llamada prueba de aliento con urea- se traga una píldora, un líquido o un pudín que contiene moléculas de carbono marcadas. Si tiene una infección por H. pylori, el carbono se libera cuando la solución entra en contacto con el H. pylori en su estómago.
Como su cuerpo absorbe el carbono, éste se libera cuando usted exhala. Para medir la liberación de carbono, se sopla en una bolsa. Un dispositivo especial detecta las moléculas de carbono. Esta prueba puede utilizarse en adultos y en niños mayores de 6 años que puedan cooperar con la prueba.
Prueba de alcanceUn proveedor de atención médica puede realizar una prueba de alcance, conocida como examen de endoscopia superior. Su proveedor puede realizar esta prueba para investigar los síntomas que pueden ser causados por condiciones tales como una úlcera péptica o gastritis que pueden ser debidas al H. pylori.
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Puede dañar el tejido del estómago y la primera parte del intestino delgado (el duodeno). Esto puede causar enrojecimiento y dolor (inflamación). En algunos casos, también puede provocar llagas dolorosas llamadas úlceras pépticas en el tracto digestivo superior.
H. pylori ataca el revestimiento que protege el estómago. La bacteria produce una enzima llamada ureasa. Esta enzima hace que los ácidos del estómago sean menos ácidos (los neutraliza). Esto debilita el revestimiento del estómago.
Llame a su pediatra si su hijo tiene algún síntoma que sugiera una gastritis. Si a su hijo se le ha diagnosticado una úlcera o una gastritis por H. pylori, llame al médico inmediatamente si se producen los siguientes síntomas, ya que pueden ser síntomas de hemorragia gastrointestinal o de perforación de la úlcera:
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En conjunto, estos resultados muestran una disminución de las tasas de infección por H. pylori con la mejora de las condiciones socioeconómicas e higiénicas en la mayoría de los países (Japón y Corea, entre otros). Sin embargo, la tasa de infección por H. pylori sigue siendo elevada en algunas zonas (Rusia, Sudáfrica y África, entre otras) (Figura 1).
La recurrencia de H. pylori sigue siendo un grave problema en todo el mundo, que se asocia a las condiciones de vida y al nivel socioeconómico. El riesgo de recurrencia anual era del 3,4% (intervalo de confianza [IC] del 95%, 3,1-3,7%) en los países de ingresos altos y del 8,7% (IC del 95%, 8,8-9,6%) en los países de ingresos bajos (Gisbert, 2005). Yan et al. utilizaron el índice de desarrollo humano para evaluar el desarrollo socioeconómico e informaron de una correlación significativa e inversa entre la tasa de recurrencia de H. pylori y el índice de desarrollo humano (Yan et al., 2013).
En un estudio realizado en Alaska que investigó la tasa de reinfección de H. pylori y los factores de riesgo asociados, se inscribieron tres grupos de pacientes (grupo 1: individuos indios americanos/nativos de Alaska que vivían en comunidades urbanas; grupo 2: personas que vivían en comunidades; grupo 3: urbanos no nativos de Alaska) y se les hizo un seguimiento durante 24 meses. Se observó una tasa global de reinfección del 16,1% (tasa anual de reinfección, 8,05%), y se demostraron asociaciones entre la reinfección y la enfermedad de úlcera péptica, un nivel educativo bajo y una mayor proporción de miembros del hogar infectados por H. pylori (Bruce et al., 2015). Sin embargo, este estudio no era de base poblacional y no distinguía la reinfección de la recrudescencia. En la zona rural de Bolivia, 462 pacientes (incluyendo adultos y niños) diagnosticados como H. pylori-positivos y curados mediante triple terapia fueron seguidos durante 1 año y sometidos a pruebas de reinfección por H. pylori; el 12% (IC 95%: 8-15) tuvo infección recurrente y la tasa de reinfección fue significativamente mayor en los niños de <5 años (odds ratios [OR] 2,7, IC 95%: 1,2-5,8) y de 5-9 años (OR 2,7, IC 95%: 1,4-5,1) (Sivapalasingam et al, 2014). Un estudio similar (Silva et al., 2010) se realizó en 147 pacientes brasileños con enfermedad de úlcera péptica; un seguimiento de 5 años reveló que 10 pacientes estaban infectados, con una tasa de reinfección anual del 1,8%, similar a las tasas observadas en los países desarrollados.